La aldea de los Grobits

Cuenta una antigua leyenda, que en lo más profundo de un bosque de Galicia existe una aldea muy muy pequeña. Una aldea habitada por diminutos seres termales a los cuales sólo es posible ver bajo dos circunstancias especiales. La primera es que sólo salen a la superficie en ciertas épocas del año, siendo sin duda alguna el otoño la más propicia de todas ellas. La segunda, y más importante, es que sólo los podrás observar si ellos desean realmente que tú los puedas ver, cosa que no siempre sucede.

No olvides que tu aptitud y respeto hacia la naturaleza en general, y hacia su aldea en particular, influirán en gran medida en que los Grobits te consideren amigo o intruso. 

 

¡¡Bienvenidos a la Aldea de los Grobits!!


Los Grobits son seres que moran en las profundidades de las aguas termales de la Illa da Toxa y salen al aire –no se sabe muy bien que días- subiendo desde las grietas termales hasta conectar con el pozo que podrás ver en la aldea. La tierra del pozo se vuelve agua cuando ellos emergen, y se transforma otra vez en tierra negra y plantas en el momento en que pisan el suelo del bosque. Vagan por entre los pinos centenarios subiendo y bajando como ardillas y, cuando están cansados, abren las puertas de las casas que ves, para entrar a echar una larga siesta y reponer fuerzas. 

 

Algunos de los afortunados que lograron ver a los Grobits, me dicen que son seres mágicos y muy traviesos, que de repente aparecen de la nada y en la nada desaparecen de nuevo. Otros aseguran que tienen el poder de convertirse en ardillas, en liebres, o en otros pequeños animales del bosque. Cuando visites la aldea, deberás estar muy atento si a un Grobit deseas ver.

Es sabido que resulta totalmente inútil llamar a la puerta de las casas Grobit. No abren nunca, a menos que quieran salir al exterior a tomar el sol o a jugar en el parque que hay en la aldea. A veces, sólo salen para volver rápidamente a las profundidades de las fallas termales que hay debajo de la isla en la que habitan y ocultarse allí de nuevo durante largos y largos meses.

Te deseo mucha suerte si quieres ver uno, pero si no lo ves la primera vez, no desistas, inténtalo de nuevo otro día, en otra época del año, quién sabe, a lo mejor el día menos pensado te encuentras rodeados de Grobits sin ni siquiera haberlos visto llegar.

Para que los Grobits no dejen de visitarnos, es muy muy importante que respetemos y cuidemos su aldea. Recuerda, cuando la visites, no dejes atrás nada que delate tu presencia, cuida las casas, el parque y su entorno y sobre todo, lee y respeta las normas de la aldea.

 

Los Grobits y los niños que la visiten después de vosotros os lo agradecerán.